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Espacio aéreo: el nuevo enemigo de la seguridad física

Los drones hostiles también han abierto una nueva dimensión en el diseño de la protección, ya que en muchos casos se carece de medidas concretas para detectar y dar respuesta a las posibles amenazas derivadas del espacio aéreo.

3 minutos de lectura

Introducción

  • El espacio aéreo es el nuevo enemigo de la seguridad física. Abre una nueva dimensión en muchos ámbitos de la actividad económica a nivel mundial con la utilización de los drones, lo que supone nuevas oportunidades a nivel empresarial, profesional y también dentro del sector de la seguridad.

Drones con fines delictivos, una amenaza real

Sin duda estamos acostumbrados a proteger las instalaciones mediante anillos de protección, pero siempre desde un plano horizontal y, solo en algunas ocasiones, considerando el subsuelo. Si bien las amenazas buscan la parte más débil de la cadena, los drones y el espacio aéreo son dos aliados perfectos para materializar acciones delictivas de todo tipo.

Espacio aéreo nuevo enemigo de la seguridad física

Antes de que tengamos un acontecimiento adverso que ponga en alerta a los responsables de seguridad de muchas infraestructuras críticas, empresas y organismos, conviene, dentro del catálogo de riesgos, analizar la amenaza real que supone el uso de drones con fines delictivos teniendo en cuenta los principales activos que pueden ser un objetivo desde el espacio aéreo, nuevo enemigo de la seguridad física.

En este sentido, y con independencia de la metodología de análisis de riesgos que se quiera aplicar, en este artículo queremos identificar cuáles son las posibles amenazas escenarios que deben tenerse en cuenta, considerando las diferentes franjas horarias, la probabilidad de que una situación se materialice, para lo cual conviene analizar el atractivo que supone para el sujeto actuante el uso de drones, y las vulnerabilidades existentes en la actualidad. Y, por último, analizaremos la trascendencia que supondría para las empresas y, especialmente, para las infraestructuras críticas. Una vez completado el análisis y determinados es importante considerar soluciones para evitar o minimizar estas amenazas en caso necesario.

¿Por qué el uso de un dron?

Cada instalación tiene una configuración distinta. El espacio aéreo permite en muchas áreas de las instalaciones acceder fácilmente a las zonas sensibles de manera que un atacante pueda alcanzar su objetivo. En este sentido conviene identificar y analizar los escenarios y amenazas potenciales, entre los que se encuentran, por ejemplo:

  • El sabotaje, que utiliza drones equipados con carga explosiva dirigidos para que impacten y provoquen un incendio o explosión en zonas técnicas, sistemas de control, suministro eléctrico, gas, zonas de producción o procesos críticos, sobre todo en instalaciones industriales, logísticas o comerciales. También se debe tener en cuenta la utilización de drones equipados con sistemas de inhibición para interferir las señales inalámbricas o los sistemas GPS que forman parte de la actividad productiva de muchas instalaciones.
  • El terrorismo parece que ha encontrado un buen aliado en los drones suicidas. Utiliza cargas explosivas o rocía productos que puedan producir efectos nocivos. Por eso es necesario prestar especial atención en los acontecimientos deportivos, eventos o manifestaciones, por poner algún ejemplo, además de posibles actuaciones selectivas contra personas concretas.
  • Espionaje/fuga de información mediante la utilización de drones con cámaras de alta definición y zoom óptico (por ejemplo, de 30 aumentos) para captar y obtener información de la actividad, procesos, pruebas o desarrollos concretos en la industria o cualquier otra actividad. Además, también pueden conseguir imágenes o captar situaciones que pueden afectar al derecho a la intimidad de las personas en cualquier escenario, incluso a nivel residencial.
  • Incendios intencionados mediante dronescon sustancias inflamables dirigidos sobre masas forestales o en instalaciones concretas donde pueden provocar grandes siniestros.
  • Los tráficos ilícitos utilizando drones ya son una realidad, sobre todo en el tráfico de drogas o para introducir objetos prohibidos en las cárceles, sobre todo en horario nocturno, por poner algunos ejemplos.

¿Por qué el uso de un dron?

Una vez analizadas las posibles amenazas conviene considerar el atractivo que supone para el sujeto actuante el uso de drones, sobre todo teniendo en cuenta factores como:

  • La accesibilidad de cualquier persona a los drones. Es posible conseguirlos a través de canales de venta online a nivel mundial o adquirir el material necesario para ensamblarlos, consiguiendo incluso acceder a drones de gran tamaño, con una autonomía de vuelo de más de 40 minutos y a un bajo coste.
  • La facilidad de uso y configuración de los sistemas de control, así como el acceso a la información para fabricar dispositivos explosivos improvisados (IED).
  • La accesibilidad a la información que se necesita para planificar la acción a través de buscadores de internet o páginas web, donde es posible conseguir cierto nivel de detalle para identificar las áreas sensibles de las instalaciones y su actividad, así como las coordenadas concretas para planificar la misión y el ataque.
  • Además, el agresor no se expone dentro del escenario en el que va a actuar, sino que puede programar misiones dirigidas desde un lugar remoto contra objetivos concretos, con tiempo suficiente para abandonar el lugar desde el que se ha lanzado la misión.
  • También el sujeto atacante puede actuar considerando la franja horaria en la que puede obtener un mayor éxito o en la que exista una menor capacidad de reacción.

 

La vulnerabilidad está muy clara dado que hay muchas instalaciones que tienen áreas sensibles, accesibles desde el espacio aéreo y sin medidas concretas para detectar y actuar ante esta amenaza, convirtiéndose en nuevo enemigo de la seguridad física. La excepción son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad que sí están implementado medidas para cubrir los principales acontecimientos y situaciones que puedan afectar a la seguridad nacional. 

Una vez identificadas las amenazas probables, y con el análisis sobre el atractivo y la vulnerabilidad podemos estimar en cada caso cuál es la probabilidad de que se materialice una determinada amenaza, el escenario más expuesto y la franja horaria.

Nos queda valorar el grado de trascendencia, el cual puede ser muy distinto en función de la actividad de cada instalación, y en este caso hay que tener en cuenta situaciones como:

  • El daño a las personas o las situaciones de pánico colectivo que se puedan producir.
  • El deterioro moral, pérdida de confianza o daño a la imagen.
  • El impacto económico o daño a las infraestructuras.
  • La paralización parcial o total de la actividad productiva.
  • La imposibilidad de sustitución de los daños materiales o de la capacidad de resiliencia. 
  • La extensión del daño, por ejemplo, dentro de la cadena de producción, por poner algunos ejemplos.

Llegados a este punto, si tenemos en cuenta la probabilidad y el grado de trascendencia podemos obtener, a nivel cuantitativo o cualitativo, el nivel de riesgo que debemos considerar y, en cada caso tratar.

¿Cómo podemos protegernos de la posible amenaza desde el espacio aéreo?

Desde luego que hay soluciones preventivas y contramedidas, si bien antes hay que hacer un análisis previo donde se consideren las soluciones tecnológicas existentes en el mercado y su viabilidad técnica y económica; el ámbito normativo; los planes de actuación y la formación, coordinación, ejercicios y adiestramiento necesarios para las personas que deban llevar a cabo las tareas preventivas y de respuesta.

  • Las soluciones tecnológicas para las labores de videovigilancia en el espacio aéreo pasan por utilizar el tipo de dron adecuado a las características del escenario donde se vaya a operar e incorporarle el equipamiento necesario (cámaras con zoom y/o térmicas, analítica de video para la detección de movimientos, megafonía, etc.). Puede incluso considerarse instalar en los drones una protección anti jamming para no ser objeto de inhibición.
  • Las soluciones tecnológicas para las labores de videovigilancia en el espacio aéreo pasan por utilizar el tipo de dron adecuado a las características del escenario donde se vaya a operar e incorporarle el equipamiento necesario (cámaras con zoom y/o térmicas, analítica de video para la detección de movimientos, megafonía, etc.). Puede incluso considerarse instalar en los drones una protección anti jamming para no ser objeto de inhibición.
  • Existen también soluciones reactivas con sensores pasivos de radiofrecuencia que pueden detectar drones a una distancia de hasta 5 km e incluso proporcionar la localización del piloto. Estos sistemas se complementan con cámaras PTZ, dotadas de zoom óptico para la visualización de la ruta del dron, además de soluciones avanzadas para la neutralización de drones, basadas algunas de ellas en sistemas de inhibición (jammer).
  • La viabilidad técnica pasa por hacer un estudio donde se tengan en cuenta las infraestructuras y el dimensionamiento de los equipos necesarios, así como su integración en plataformas de gestión como una parte más de los sistemas de seguridad.
  • La inversión económica va a depender de un análisis financiero, siempre teniendo en cuenta los activos a proteger y el impacto que puede tener en las compañías, con el fin de conocer si la inversión está justificada o, por el contrario, se asume o se comparte el riesgo.
  • En el aspecto normativo hay que considerar que las medidas preventivas y de detección se encuadran dentro del ámbito de la protección con sistemas de seguridad, los cuales forman parte de la protección de las instalaciones, quedando la inhibición dentro de las competencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
  • En este ámbito normativo, también sería necesario tener en cuenta la importancia de la seguridad privada dentro de las infraestructuras críticas, dado que es quien atiende en una primera instancia la protección de las instalaciones, por lo que parece aconsejable que se regulase el uso por el personal de seguridad de medidas de neutralización para hacer frente a esta amenaza, siempre de forma complementaria y bajo la dirección de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
  • Los planes de actuación, la formación, la coordinación y los simulacros periódicos son también una parte que no conviene descuidar. Hay que tener en cuenta que es necesario llevar a cabo planes de actuación, con acciones formativas sobre el ámbito normativo, tipos de aeronaves, carga de pago, amenazas a tener en cuenta y tipos de modus operandi, plataformas de gestión, coordinación con todos los actores implicados o realización de simulacros periódicos donde se pongan a prueba las posibles situaciones a considerar.

En definitiva, un director de Seguridad no puede descuidar los drones como una amenaza potencial tanto en las infraestructuras críticas como en otro tipo de instalaciones.  El espacio aéreo se ha convertido en la autopista para conseguir los posibles objetivos delictivos. La incorporación de soluciones tecnológicas gestionadas por la seguridad privada y bajo la supervisión de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, es clave para poder detectar y neutralizar esta amenaza.

En Securitas estamos especializados en servicios integrales de seguridad y disponemos de soluciones a medida de tus necesidades garantizando en todo momento el cumplimiento de la normativa vigente.

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